QuePasaCOLIMA.- Valentín Hernández y Jessica Bautista, ambos de 24
años, formaron una familia que derivó en un bebé nacido hace tres. Ellos
también estaban en la zanja, como ya le llaman los habitantes de Tlahuelilpan
al lugar donde fue perforado un ducto de Pemex, el mismo en el que decenas
encontrarían una muerte terrible.
Llegaron
desde Villa de Tezontepec, a 50 kilómetros de “la zanja”, probablemente para
llenar unos bidones.
Alguien les
había avisado por celular que había una fuga y había acceso libre a la zona.
Su hermana
Érica también llegó hasta el corazón donde ocurrió la explosión unas horas
después en busca de Valentín y Jessica. Relató que la zona la encontró rodeada
de militares, quienes solamente pidieron no acercarse demasiado. “Encontramos
el auto en el que viajaban, pero ellos ya no estaban. No todo se perdió: el
bebé lo dejaron con su abuela”.
Valentin
Hernández era taxista, llevaba tres días batallando por el combustible,
buscando dónde abastecerse y tuvo que hacer largas filas, como muchos
mexicanos, en las gasolineras.
La llamada
en la que le dijeron que “había una fuga y que los policías y los soldados los
estaban dejando pasar” fue el inicio de la tragedia para esa joven familia que
ha dejado un bebé huérfano.
“Más que
gasolina, vinieron por curiosidad y porque les llamaron sus amigos y le dijeron
que no pasaba nada, que era seguro”, rememoró Érica. La hermana ya buscó en
hospitales y en la Semefo, pero no aparecieron sus familiares y tampoco encontró
algún indicio que le dé la certeza de que no sobrevivieron.
“Esperamos
que nos digan en dónde están, aunque sean sólo los cuerpos, algo con lo que
sepamos que son ellos”
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