A dos meses del nuevo gobierno, el país va
muy bien con un liderazgo moral y político de gran aceptación y resultados
Juan José Gómez Santos
A
dos meses de haber asumido la presidencia de la república, a donde lo llevaron
30 millones de votos, en un acto que hemos dicho tiene el cariz de
revolucionario; Andrés Manuel López Obrador
sigue cosechando enormes
simpatías, creciendo ese gran respaldo que recibió el día de las
elecciones, atrayendo hacia su gobierno, incluso, a quienes fueron sus
adversarios, entre ellos los gobernadores de Hidalgo y de Oaxaca, y eso no es
más que un efecto de la enorme confianza que genera un mandatario serio,
congruente, trabajador y con altura de miras para ver el bienestar del pueblo.
Los
presidentes del viejo régimen de la corrupción, se echaban la cola al hombro,
sabiendo que tenían el control de esos hilos de la corrupción institucional; y
no miraban por el pueblo, sumisos como estaban a los organismos financieros y
políticos internacionales, que demandaban obediencia a los cachorros del imperio, todos con el sello de
la traición nacional, los tres últimos, Fox, Calderón y peña Nieto, merecen ser
enjuiciados, por los graves destrozos en
que dejaron el país y por la corrupción
que se les ha descubierto en mayor grado al que se creía.
En estos dos
meses que se cumplen un día antes de la celebración de la Candelaria, el
presidente Andrés Manuel López Obrador ha trabajado dando muestras de un
incansable, yendo de aquí para allá, presentando programas, sembrando confianza
gracias a su firme convicción de no fallarle al pueblo de México.
Dentro de
ese sello que le ha impreso al gobierno mexicano, nosotros, que le seguimos a
diario su agenda, y que le escuchamos las conferencias matutinas, que también
son un hito en la historia de la
comunicación pública -pues nunca antes ningún discípulo neoliberal se atrevía a
exponerse libremente a los periodistas que acreditan los medios de todo tipo de
ideología- hemos registrado y lo cual nos complace, su constante declaración de
que su gobierno es “un cambio de régimen”, que no es otra cosa que rescatarlo
de los destrozos económicos y políticos en que dejaron al país los
gobernadores priistas y los prianistas, y reconquistar para la Nación la
riqueza nacional.
El más alto
nivel de aceptación alcanzado por presidente alguno, y alguno equivale a los de
esa larga historia de la corrupción priista, desde la creación de ese partido,
hasta la catástrofe a donde llevó al país Enrique peña Nieto. López Obrador no
es alguno, es el presidente de todos los mexicanos, como lo ha dicho y a donde
se ha entregado con verdadera pasión por servir a los mexicanos.
Sólo algunos
de los partidos de oposición, los restos que han quedado tras la voluntad del pueblo mexicano, que los
rechazó, y como son algunos
“críticos” que se niegan a ver, a oír y
a reconocer que en estos dos meses, el gobierno
de la Nación, a través de la firme voluntad del presidente, ha logrado cumplir
compromisos que son un verdadero hito en la historia gubernamental y social.
Dijo que iba
a echar abajo la mal llamada “reforma educativa”, y lo hizo; dijo que iba a reducirse el salario, y lo hizo,
influyendo para que a lo largo y ancho del país, otros lo hicieran; dijo que
iba a
quitar las millonarias pensiones
a los exmandatarios, y lo hizo; dijo que iba otorgar pensión universal a
los adultos mayores, y lo ha hecho, con
gran contento a millones; dijo que iba a entregar becas a los alumnos de nivel
superior, y lo hizo; dijo que iba a
apoyar a los jóvenes con becas de trabajo y capacitación, y lo hizo; dijo que
iba a combatir la corrupción, y lo está haciendo, y ha empezado contra la mafia que desde el poder
presidencial y público en los gobiernos estatales, menguaba los recursos de la
nación vía combustibles; dijo que iba a apoyar
al campo, y lo anunció en las montañas de Guerrero, anunciando nuevos precios
de garantía para los productores campesinos de maíz y frijol; anunció la creación de la Guardia Nacional para pacificar y combatir la
inseguridad, y avanza en esta iniciativa; dijo que iba a impulsar la cultura, y anunció
esta semana en Sinaloa -mi tierra- un
gran programa de impulso a la lectura, con libros que estarán al alcance
de todos; dijo que iba a vender el avión presidencial, y este símbolo de la
corrupción y el enorme ego del frívolo Peña Nieto, se encuentra en un hangar
californiano en subasta; dijo que iba a vender la chatarra dorada de grandes y
lujosos vehículos de los funcionarios federales, y ya lo está haciendo.
Y así, hay
una gran cantidad de programas y
acciones que ha anunciado y hecho en
apenas dos meses y ya se está viendo que nuestro presidente tiene
carácter, convicciones de servir al pueblo, y quiere trascender en la historia nacional y
latinoamericana. Estamos seguros que lo va a lograr, -a pesar de aquellos- que aisladamente se niegan a ver y a oír, y a
analizar que hay acciones que todos, independientemente de ideologías, tenemos
el deber moral y ético, de reconocerle por ello al presidente.
PUNTO Y RAYA
Nueva
Universidad. En Colima también se han
dado acciones en ese rumbo acertado de transformación social. Y es el
caso del inicio de la construcción de
una Universidad Popular en el municipio de Armería. Esta institución,
seguramente demostrará que es posible manejar los recursos educativos con
honradez y con resultados. Es de esperarse que en la integración de su
plantilla docente, se utilicen
mecanismos de concurso abierto, para que
todos tengan oportunidad de
impartir y aportar ahí sus conocimientos
en beneficio de la comunidad y la juventud colimense. Auguramos
el mayor de los éxitos.
El Congreso
local. Es necesario que ahí se corrijan
graves errores políticos que, aunque tienen su origen en la fallida selección
de candidatos y que hoy son legisladores, considero que debe tejerse fino para sacar del atolladero a ese Poder. Y tomando en cuenta que hay traidores y traidoras por naturaleza, los
legisladores de la Coalición
Juntos haremos Historia, deben saber que
a veces más vale solos que mal acompañados; y
que lo mero principal es cumplirle al pueblo colimense, de tal manera
que es absolutamente prioritario una declaración de unión de todos los que dicen apoyar el gran proyecto de Nación, me refiero
a los legisladores y a la estructura directiva de MORENA. ¡Hasta la próxima!
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