QuéPasaColima.- El 2013 transcurrió sin que el
Presidente Enrique Peña Nieto definiera la política que regirá dos ámbitos que
él mismo ha señalado como piedras angulares de otras de sus metas: el campo y
la cultura.
Si se siguen los discursos que el
primer mandatario pronunció el año pasado, el agro nacional será el punto nodal
de la Reforma Financiera cuando se facilite el acceso al crédito para los
pequeños productores; en tanto que la cultura servirá como esencia del Programa
Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, el cual
fue presentado en febrero.
Pero ninguno de estos ámbitos cuenta
con programas de acción, lo que no impidió un aumento en sus presupuestos para
este año con respecto al que apenas terminó. El agropecuario –que consolidará
los gastos de 13 secretarías, los tribunales agrarios y el Instituto Nacional
de Estadística y Geografía (Inegi) en el denominado Programa Especial
Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable (PEC)- contará con 326 mil
millones de pesos, 3.9 por ciento más. Es un aumento que fue aprobado pese al
subejercicio de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural,
Pesca y Alimentación (Sagarpa) en el primer semestre de 2013. Esta dependencia
dejó de ejercer en inversión física 5 mil 15.1 millones de pesos, entre enero y
septiembre, según la Secretaría de Hacienda.
El sector cultural, por su parte,
tendrá un aumento de 3.4 por ciento, lo que equivale a más de 600 millones de
pesos, con un monto total de 18 mil 347 millones de pesos. De acuerdo con el
presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael
Tovar y de Teresa, en reunión de trabajo con la Comisión de Cultura y
Cinematografía, en septiembre pasado; ese organismo no incurrió en subejercicio
y por el contrario, aún no se han pagado 162 proyectos.
EL AGRO
Agonizante. Suspendido en el milagro
del temporal. Sin esperanzas de salir de una prolongada sequía. En crisis. Así
recibió el Presidente Enrique Peña Nieto al campo mexicano.
En 2012, el año de la campaña, la
migración de los campesinos por miedo al flagelo de la violencia y la
corrupción en el reparto de los programas de subsidios como Procampo ya eran
las respuestas más socorridas ante la pregunta: ¿Por qué está detenida la
productividad del campo mexicano? Sin embargo, el entonces candidato no dio a
conocer cómo pensaba hacerle frente a este panorama de desolación y sobre ello,
tampoco recibió muchas preguntas.
El 4 de marzo, Peña Nieto asistió al
primer evento de su gobierno relacionado con el sector agropecuario, en
Sinaloa. Ahí, tuvo que escuchar del líder de la Liga de Comunidades Agrarias,
Germán Escobar Manjarrez, que por lo menos ese estado ya no iba a resistir más
y –fuera del discurso que llevaba escrito- le pidió al primer mandatario que
detuviera el acaparamiento de maíz. Le hizo ver que Sinaloa ya no era el
generoso granero que fue hasta entrado este siglo.
Pero el Presidente no le contestó
nada. Sin especificar acciones, indicó que refrendaba el compromiso del
gobierno federal para la modernización y tecnificación del campo sinaloense.
Después, el campo no volvió a ser tema de los discursos de Peña Nieto. Y aunque
la siembra de maíz en Sinaloa quedó inundada por los huracanes “Ingrid” y
“Manuel” de septiembre, Peña Nieto sólo dijo que había llegado un alivio de la
sequía que en los dos últimos años había azotado al país.
Al finalizar el primer semestre de
2013, el desplome ya era evidente: el crecimiento del Producto Interno Bruto
(PIB) agropecuario fue sólo de 0.4 por ciento, inferior al de por sí bajo
crecimiento promedio de 1.8 de los dos gobiernos de la alternancia del PAN
(2001-2012), según datos del Inegi.
En octubre, la representación de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)
dio a conocer que el crecimiento agropecuario observado en México estaba por
debajo al de los países latinoamericanos, que es de 2.5 por ciento. A la par de
la falta de políticas, la resistencia de campesinos creció en todo el
territorio nacional. El año amanece con luchas en contra de los megaproyectos
mineros, eólicos e hidráulicos, al tiempo que ocurren movilizaciones de
productores de café, caña de azúcar y granos básicos por la caída de los
precios. Pese a todos los pesares, el Presidente Enrique Peña Nieto se guardó
la definición de su política para el agro nacional.
Fue hasta noviembre cuando, en un
hotel de Polanco, durante la entrega del Premio Nacional Agroalimentario,
anunció que enviaría al Congreso de la Unión en 2014 una iniciativa a través de
la cual, se realizaría “una gran reforma” del campo mexicano. Uno de los
anuncios destacables fue la transformación de Procampo en un programa
denominado Proagro Productivo. En la primera semana de enero, en Veracruz, se
conmemorará el 99 aniversario de la Ley Agraria, un acto público que puede ser
idóneo para que Peña Nieto defina cómo realizará este cambio.
¿Y LA CULTURA?
La aportación de contenidos
culturales para la creación de un programa de prevención del delito y el
aprovechamiento de las bandas anchas en materia de telecomunicaciones fueron de
los aspectos más importantes que el presidente del Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, resaltó al definir el
contenido de su programa de labores cuando tomó posesión de su cargo, en
diciembre de 2012.
Que la Cultura sería parte medular
para inhibir la delincuencia fue refrendado por Peña Nieto en febrero, cuando
presentó el plan de acción encaminado a ello. Pero fue la Cultura la que se
quedó sin programa. Y el discurso de Tovar y de Teresa se convirtió en la única
pieza que dio luces sobre los planes del gobierno peñanietista para este
sector. El Plan Nacional de Desarrollo, el documento que rige y marca la impronta
del Presidente, apenas si se refiere a este ámbito en un apartado de seis
párrafos en el que también se incluye al Deporte. En la línea discursiva del
Presidente tampoco fue relevante.
De hecho, en su primer informe de
gobierno del 1 de septiembre, ni si siquiera lo mencionó. Si se siguieran los
parámetros de la ética de la Transparencia y Rendición de Cuentas que indica
que las páginas cibernéticas son el espejo de los organismos gubernamentales,
el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes no sólo carece de programa;
sino que está atenido al del ex Presidente panista, Felipe Calderón Hinojosa,
pues en el sitio aún aparece el plan 2007-2012.
Diciembre de 2013 llegó sin el
programa de trabajo para las decenas de instituciones culturales y pese a la
ausencia, Peña Nieto se presentó en la entrega del Premio Nacional de Ciencias
y Artes, un galardón instaurado en 1945 por la Presidencia de la República y
que le otorga reconocimiento a los intelectuales con aportaciones al desarrollo
cultural, científico y tecnológico del país.
Ese acto ocurrió pocas horas después
de que el Senado de la República aprobara la minuta de la Reforma Energética.
Fue el momento en que integrantes del Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena) se manifestaba desde la Avenida Reforma –donde se encuentra la Cámara
Alta- hasta San Lázaro, el sitio de la alta. Y en ese ambiente, el sociólogo
Roger Bartra tomó el micrófono y habló por los hombres de Artes y Ciencias
reunidos en Palacio Nacional. Le dijo a Peña Nieto que los impulsos reformistas
se quedaron cortos en algunos casos y en otros, se excedieron. Con la mirada
hacia Peña Nieto quien lo escuchaba con la cabeza en alto, Bartra exclamó: “No
sólo de reformas viven los mexicanos”.
En total, el Presidente ha acudido
hasta ahora, a tres actos con intelectuales. El primero fue con motivo del 70
aniversario de El Colegio Nacional, el 28 de octubre, días antes de que
cumpliera un año de gestión, y dos durante diciembre: uno fue la entrega del
Premio Nacional de Ciencias y Artes y el otro, la inauguración de la exposición
“Mayas: revelación de un tiempo sin fin”.
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